kaSon muchas y diversas las ideas que podemos escuchar acerca de este tema, algunos creen en la inmortalidad del alma y en que hay vida después de la muerte, es decir, en la reencarnación del espíritu en varios cuerpos y la evolución del alma a través de las sucesivas vidas o no; en cambio hay otras personas que creen que después de la vida no hay nada, que todo termina para siempre.
Después de dos siglos de creer en que la razón lo puede todo, en la actualidad , debido a los avances de las ciencias del cerebro y de la física, volvemos a preguntarnos ¿hay vida más allá de la vida?
Yo soy del grupo de personas que sí que creo en la reencarnación y en la ley del Karma que como ya he comentado en otros artículos es la ley de causa-efecto. El karma es el mecanismo cíclico, estructurado sobre la base de las cuentas pendientes, que rige la vida de todos los seres humanos.
Las buenas y malas acciones previstas por el Karma no están vinculadas a las ideas del bien y del mal de una sociedad o de una religión. Ya que debemos pensar que cada sociedad, cada religión y cada persona en cuestión tiene sus propias ideas del bien y del mal, aprovecho para decir que las ideas del bien y del mal que nos plantea una religión o una sociedad, no es más que una manera de dominar a la sociedad. Las buenas acciones son aquellas que nos ayudan a crecer espiritualmente.
Así, una persona que intenta ayudar a los demás, sin dejar de seguir su camino, gana puntos kármicos positivos para su alma, a la vez bajará sus puntos kármicos negativos; digo sin dejar de seguir su camino porque debemos pensar que ante todo, cada vez que nos encarnamos tenemos una misión individual que llevar a cabo y esto es algo que nunca deberemos olvidar.
Cuando alguien lleva a cabo acciones negativas para sí o para su entorno, va consolidando un Karma negativo, lo que le llevará a una especie de pagos kármicos.
En principio, la reencarnación supone un proceso cíclico de salida de un cuerpo y entrada en otro cuerpo después de la muerte.
Con todas las personas que yo he hablado que han estado a punto de morir, me han explicado prácticamente las mismas sensaciones y experiencias, hasta que han vuelto a la vida, además, todas me han dicho lo mismo, se han sentido obligadas a volver ya que la sensación de paz y de libertad que han sentido durante esos minutos de “muerte” les ha producido mucho placer.
Un día una persona me dijo exactamente “El cuerpo es la cárcel del alma” y entiendo perfectamente lo que esta persona me quería transmitir, pero claro, si tenemos en cuenta que cada vez que nos encarnamos lo hacemos para cumplir con ciertos trabajos kármicos, está claro que durante nuestra vida tendremos que pasar por duras y dolorosas pruebas para cumplimentar nuestra misión en la vida, hasta conseguir un nivel espiritual muy elevado en el que ya no nos será necesario volver a este plano material, pudiendo elegir el quedarnos ya en un plano espiritual, de libertad y de paz.
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