Ya desde la Edad de Piedra el hombre comenzó su relación con el mundo mineral, construyendo sus armas con pedernal y utilizando los ocres naturales para realizar las pinturas de sus cavernas. Desde entonces, son numerosas las civilizaciones en las que determinados cristales y piedras preciosas han jugado un papel primordial no sólo por su valor concreto sino también, e incluso más, por su valor mágico y espiritual.
La forma que la naturaleza ha dado a cada piedra no es caprichosa, tiene un sentido y no debemos pasarlo por alto. Los magos sabemos que cada elemento debe ser utilizado con el fin para el que fue creado.
Un caso que a mi particularmente me parece muy interesante es el del carbón que, debido a una enorme presión ejercida por las capas terrestres a lo largo del tiempo, unido a una temperatura elevadísima, cambia su estructura atómica para transformarse en un diamante, el cristal más duro y preciado de todos los cristales. El carbón también puede dar lugar a otra estructura cristalina mediante un proceso diferente, llamada grafito, que a diferencia del diamante es muy oscura y de una consistencia extremadamente blanda. (La mina del lápiz)
Con el ejemplo del carbón podemos empezar a entender una de las relaciones que con el aspecto espiritual humano guardan las piedras preciosas, que pueden ayudar al hombre a desarrollar sus capacidades latentes su forma más burda hasta su aspecto más elevado y cristalino.
Los cristales y las piedras preciosas han sido utilizados desde siempre para muy diversos fines. A pesar de que hoy su mayor uso sea el industrial, el económico y el de la belleza, diferentes culturas de la antigüedad los han utilizado para sanar, expandir la conciencia, como protección y para generar protección. Esta es la utilidad que le damos en Tarot Luz divina a los minerales también hoy en día.
Debemos tener en cuenta que los mismos elementos químicos y minerales que encontramos en las piedras preciosas o semipreciosas se encuentran asimismo presentes en nuestro organismo. Cuando llevamos puesta una gema los elementos de nuestro organismo que coinciden con los que forman el cristal se sintonizan con estos. Los elementos que componen un cristal están altamente organizados para crear la estructura cristalina y, por decirlo de alguna manera, esos componentes también presentes en nuestro cuerpo imitan esa perfección y orden que transmiten una mayor armonía a nuestro organismo.
Todo cristal posee un color y los que no (diamante, cuarzo claro, topacio blanco, etc…) irradian un arco iris. Esta emanación de color o arco iris, bien utilizada puede ser muy beneficiosa para el portador de la piedra, ya que el color es una emisión vibratoria o un reflejo de parte del espectro luminoso. A su vez, cada uno de estos colores favorece un estado físico, emocional y mental muy especifico en cada uno de nosotros.
En uno de los próximos artículos os hablaré de los colores y los efectos de éstos en nuestro organismo y en nuestra mente.
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